martes, 18 de mayo de 2010

De excursión con la Furcha

Excursión es de esas palabras que me cuesta escribir porque nunca estoy seguro de si es con "x". El concepto que expresa es uno de mis Hobbies preferidos, hasta tal punto que si tuviera huevos y algún dinerillo ahorrado dejaba mi trabajo como funcionario, que no me deja ni media satisfacción, y montaba una empresilla de excursiones, (turismo rural, avistamiento de aves, ojo avizor, merendolas campestres organizadas, llenar el coche de barro, saltar contra el viento en las cuestas abajo...)

Ah, ¿Que no sabéis a qué me refiero?. Cuando hace ventolera buena y ascendente, y estás en una pendiente buena, buena, si saltas contra el viento todo lo que puedas y abres los brazos, el viento te mantiene suspendido y aterrizas suavecito casi en el mismo sitio desde el que saltaste de modo que se experimenta (¿y la cantidad de palabras con "x" que hay?) una bonita sensación de libertad.

A la furcha no le gustan las autovías, cuanto más estrecha sea la carretera, mejor. Y se hace proporcional la relación cuando lo que se transita es un camino, los caminos anchos y arregladitos son insulsos, ñoños, previsibles... y peligrosos. Te incitan: parece que te dijeran, "niño, ¿no vas a meter la cuarta, o qué?", y va todo cristo despendolao, sobre todo si pusieron en la tele el Rally de los Faraones.

El gusto por el camino estrecho me ha llevado en alguna ocasión a tener que hacer un laaaaargo recorrido marcha atrás, por no encontrar en donde dar la vuelta. De las veces que me vienen a la mente así a bote pronto fue un día con mi suegra Dionisia, por ahí por Valdelamatanza, un pueblito de Salamanca que yo creía extremeño. Otras veces, el episodio ha venido precisamente por dar la vuelta, como aquel día con Isabelita, de setas en el pinar de Serradilla, que hice la maniobra mu malamente y hubo que hacer el cortafuegos marcha atrás hasta el camino de allí abajote. Ahora es cuando Isita remacha que al día siguiente volví a atascar el coche y no había dificultad alguna, esta vez con Sandri y Fernan en La Bazagona.

Claro, si es que no tenemos un 4x4, acabo de ver una oferta en internet muy interesante, Seat Panda 4x4 11.000 euros. ¡Quien los tuviera!, los euros y el juguete. Porque un panda 4x4 es lo puto mejor que hay pa la furcha. Os v´y a poner un fragmento de un vídeo pa que entendáis a lo que me refiero.




También ha habido atascos urbanos: el pobre coche de Isa tiene las señales de mis melonadas varias, una de las más feas es aquella que le hice al quedarme atorado en una estrecha "calle" de Valdastillas. Y el abuelete que me acababa de decir que por allí no se iba a ningún lao preguntándose de dónde sería aquel pedazo de melón.

Otra muy divertida fue en un viaje con Blanca a Portugal: estábamos buscando aparcamiento en Sintra, (difícil misión, os aseguro). El hueco era pequeño de cojones pero el tesón de la furcha es de "lustroso melonar". Había que empujar a los coches de delante y de detrás, (con lo cuidadosos que son los portugueses). Bueno pues quedó estupendamente. Peeeeeeero, el coche de delante tenía bola, y yo había conseguido incrustarla en nuestro Fiat Punto. A la vuelta del paseo por Sintra lo desenganchamos, hubo que elevar nuestro coche con el gato y dejarlo caer. En plena operación de elevación apareció un guardinha a caballo que no nos ayudó en absoluto y me decía unas cosas mu raras.

A parte del viajar en sí, en las excursiones hay buenísimos ratos que se recuerdan para toda la vida. Esos recuerdos son sanísimos, son como una especie de alimento para el celebro, (lo siento mucho, pero a mi me gusta mucho más dicir celebro que cerebro). Mi colega Eugenio se acordará bien de cuando fuimos de excursión con Edith a Portugal y casi quemamos una finca en otra buena melonada. Bueno, bueno, en este caso no lo hicimos tan mal. La excursión tuvo varios puntos claves: uno era que Edith no nos quería dejar conducir su R5, de modo que nosotros íbamos tirando de Sagres tranquilamente. El plan era montar la tienda de campaña allá donde nos cojiera la noche, cosa que jamás podrás hacer bien si no vas por carreteras terciarias. Así que, efectivamente, por ahí por Montemor o Novo, abrimos la cancilla de una finca y nos pusimos a acampar. Como hacía bastante ventolera, hicimos un buen hoyo en el suelo arenoso y la arena resultante la utilizamos para tapar la montaña de troncos de alcornoque que hacían de barrera de sotavento. Claro, el corcho no arde, y con una capita buena, buena, de arena, pues menos aún. Oye, estupendo el fuego. Para nada porque la carne que habíamos comprado, habiamosla olvidado en el último bar. Para unas copillas si que había, que es de las cosas más deliciosas que existen: cascarse un cubatita en pleno campo, bajo un manto de estrellas, escuchando el repicotear del fuego y en la mejor de las compañías. Finalmente la muralla claudicó, y claudicó de golpe por lo visto. Edith y yo no nos enteramos de nada, Eugenio debió hacer una especie de milagro porque pudo ser parda.

Hay también averías y fallos extraños (con "x", oiga). Estábamos Encarni, Kikín, Isa y La Melona en... esperad que tiro de wikipedia ...Ljubljana, preciosa capital de Eslovenia, que tiene un castillo en lo alto donde hay un acuartelamiento militar. Bueno pues, ningún aparcamiento, otra vez, pero yo rápidamente encuentro uno porque total, como era pa un momentino y tal. La señal de prohibición, al ser internacional, pues no deja margen a la interpretación. Y aquella además tenía un cierto carácter castrense. No nos habíamos bajado del coche cuando viene un soldado, fusil en ristre, pa que nos fuéramos. Y hablaba muy raro. Llevábamos un Fiat Panda de alquiler y a la hora de entregármelo en Beeeergamo me explicaron como había que hacer para arrancar, una movida que había que hacer con la llave. Era el tercer o cuarto día y todavía no dominaba la técnica. Como me lo habían explicado en italiano... Pues no arranca oiga, y el soldao dando con el fusil en la ventanilla.

Cuando éramos chavales, pongamos que Petote tuviera 16 años, yo 12 y Enri 8, hicimos una de las excursiones más desastrosas que yo recuerde. Joluitar nos dejó a los tres y a nuestro perro Pepe en el pantano de Gabriel y Galán, con la barca. En el bar del club náutico nos hicieron unos huevos fritos con patatas fritas que recuerdo con deleite total porque estaban deleciosos. Cogimos la barca y nos fuimos a la tienda de campaña que estaba en la otra orilla. El primer problemón vino cuando Pepe se clavó los anzuelos de un pez artificial en una pata. Nos costó un huevo, algunos mordiscos y mucho sufrimiento librarlo de aquello. Pobrecino. Luego nos dimos un baño para celebrar que todo había salido bien y uno de nosotros, creo que yo, se puso a cagar. El perrito se comió aquel regalito, se conoce que necesitaba purgarse el muy guarro. Claro, en la tienda no había quien parara, y al pobrecino no lo íbamos a dejar fuera otra vez, no fuera a haber otro anzuelo. Pues nada, al agua otra vez y a frotarle bien la boca. Guarro. Levantose ventolera y cayose la tienda que de haberla montado un pelí más pallá habría quedado al resguardo. Pero lo más chachi es cuando descubrimos, al amanecer, que la barca estaba en la otra punta, en mitad de un campeonato de pesca.

Por cierto, porque tienen que ser tan guarros la mitad de los pescadores. Pero es que manda cojones, y en todos los países por lo que parece. Tan limpitos y tan cuidadosos que son los portugueses y que montón de basura tienen desparramada por los pantanos. ¿Pero como sois tan guarros coño?

La barca da super-juego cuando se trata de excursionear, sobre todo los domingos que están todos los sitios llenos de ruido, olores y basura. Te acercas a un pantanito, montas la barca y te plantas en una orilla sin gente y pasas el día estupendamente. Recoges toda la mierda inorgánica que has generado y pa casa. Pero es que ya ni nos dejan, como siempre por culpa de 4 imbéciles, la mitad de las excursiones entran en el ramo de lo ilegal. Ahora hay que pedir permiso para todo joder.

Bueno amigos, a medida que me vaya acordando de más excursiones cachondas o me refresquéis la memoria, iré escribiendo que me encanta.
Os mando un abrazo

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