jueves, 3 de febrero de 2011

Las chapuzas de Furc y Hetta II

¿Cómo se queda uno cuando ha terminado una chapuza?. ¿Exhausto?. ¡¡No, mamones!!, ¡Satisfecho!... ¿si o no?
Bueno pues por eso mismo, ¿que mejor tema para escuchar mientras leeis este relatín, que el Satisfaction?. Pero, lo voy poner interpretado por la gordi de Aretha Franklin. Un lujazo chicos:


Episodio 2: Reparación del soporte del radiador.


Esta reparación no hubiera sido necesaria si a Furc no se le hubiera ocurrido utilizar el radiador de la cocina como apoyo para atarse las botas, esas maravillosas botas de a 1.000 pesetas en Ahigal. La verdad es que este modelo de radiador tiene unos soportes de mierda que no me aguantan ni una patuca de alambre como la mía. De hecho, son los únicos “soportes de plástico, para radiadores de esos blancos”, que se comercializan, lo cual me ha venido muy bien para comprarlos. Pagué algo así como 2 leuros por 4 soportes.

¿Por qué compré 4 soportes si cada radiador sólo necesita 2?, ¡Pues porque hay dos radiadores entenguerengue en mi casa!, este que nos ocupa y el de la habitación de Fabio, que me cargué montándolo, después de pintar. Por cierto que prudentemente, La Furcha se aparta de las labores de pintura, los trabajitos finos los hace Mi Santa.

De todas maneras, los soportes los he adquirido después de haber chapuceado el asunto. Con el frío que está haciendo este invierno, me da pereza ponerle los soportes nuevos porque para eso hay que desconectar el radiador, extraerlo, ponerlos y volver a conectar. A Hetta le da pavor que Furc la líe parda y que nos quedemos sin calefacción por unos días. Furc se escuda en su condición de chapuzas sin herramientas. De todas maneras tenemos localizada la llave de fontanero, no hay más que llamar a la puerta de Marce que tiene una. ¡Pues eso, pa la primavera si no!

Aquel día de marras ya había preparao algún otro marrón que ahora no recuerdo. Isabelita no estaba muy feliz conmigo. El día llegaba a su fin, estábamos a punto de irnos a acostar. - ¿Pa qué coño te atas las botas? ¿No te puedes poner un calzao más cómodo en casa? – le decía Hetta a Furc. Como veis, el pobre Furc siempre trabaja bajo presión.

Isabelita había solucianao el problema poniendo un cubo boca abajo a modo de soporte momentáneo del radiador. La maquinaria del bricolaje no podía permitir que aquello quedara así. Más que nada porque esas medidas provisionales pueden enquistarse por unos meses y el radiador había quedado demasiado entenguerengue para eso.

Furc.- En dos patás: A ver, el plan consiste en atornillar ahí una pieza que sea fuerte, fuerte. ¿Ande coño encontraría yo algo así?

Hetta.-
Ehcucha niño: tenemos por aquí unos portarregletas que tienen una pieza metálica…

Furc.- ¡¡¡Dabuten!!!, esto lo corto, lo amaso, lo moldeo en dos patás y lo dejamos niquelao.

El tándem se ha puesto en marcha y la jefa se está da dando cuenta de ello: Está empezando a preocuparse pero de momento se limita a echar alguna miradilla furtiva. Mientras tanto La Furcheta está sacando zarrios y herramientas que le serán necesarias para la “Operación Radiador”.

Hetta estaba estudiando la pieza tratando de visualizar los pasos que había que dar cuando Furc se la arrebata y empieza a “amasarla y moldearla” como él decía. Doblarla a la mitad para hacerla doble y que quede fuerte, fuerte, está chupao. El po blema es recortarla un poquito pa que sirva. Ahora tiene el doble de grosor y las maravillosas tijeras de metal no dan pa tanto.

Así pues, la pieza pasa por varios estados sucesivos: de momento esta plegada, luego estirada… en una de esas transiciones Furc se ha liado a golpes con el martillo. ¡¡ Maaaaaal !!,
Isita había querido ponerle sobre aviso: “como me rompas el suelo te vas a enterar”. Pa no verlo se va a acostar. ¡Cachis!, en ese mismo momento la pieza recibe el golpe definitivo y el suelo también. Pongo una foto de la huella dejada. Cuando la jefa la vio a la mañana siguiente adoptó la postura morro que ya no abandonaría en el resto del día.

Bueno, la pieza ya tiene una forma compatible. Ahora sólo falta hacer otra igual y ponerlas ambas. Pero claro, como la jefa ya está en la cama, hay que espabilar no vaya ser que nos den unas voces, (siempre bajo presión).

El soporte número uno queda medio qué. El soporte número dos sucumbe al paso del tornillo, lo cierto es que estaba múuuu malito.

En el próximo episodio Hetta y Furc arreglan el retrovisor del coche.


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